DECLARACIÓN DEL CONSEJERO INDÍGENA URBANO
Una vez más, se ha puesto en ejecución el terrorismo de Estado, como política para aplastar las demandas que hacen nuestros pueblos. A sangre fría, un carabinero mandado desde Santiago por el Ministro del Interior Pérez Yoma, ha asesinado a mansalva a un joven mapuche que se manifestaba en un predio de los muchos que han sido usurpados a nuestro pueblo.
No pueden decir que un contingente de Fuerzas Especiales con balas de guerra actúa “en legítima defensa” frente a un grupo de manifestantes armados con palos y piedras. Desde 1882, no ha habido un solo soldado o policía chileno que haya sido muerto por mapuche; siempre las víctimas son de los nuestros: se trata de una política concertada entre los poderosos, con que el Estado pretende acallar y aterrorizar a los que reclaman sus derechos.
Del mismo modo, con frialdad sanguinaria, en 1969, hace 40 años Edmundo Pérez Zujovic, padre del actual Ministro del Interior, que poseía el mismo cargo en el gobierno de Eduardo Frei, mandó al Grupo Móvil de Carabineros a reprimir a pobladores de Puerto Montt que trataban de obtener un sitio propio para levantar una vivienda: nueve pobladores asesinados a balazos, y un niño de nueve meses quemado vivo al incendiar Carabineros las carpas de los ocupantes. Esa vez, el gobierno defendió a su ministro, pero el pueblo supo que hacer y el gobierno perdió las elecciones. En 40 años no ha cambiado la historia: el Ministro Pérez posee propiedades en tierras usurpadas a nuestros antepasados, ha sido seleccionado en forma especial por los gobiernos concertacionistas, para imponer la mano dura contra los que ejercen el derecho a reclamar, tras postergaciones humillantes, cuando por largos años, los pueblos pedimos con todo orden y respeto lo que se nos ha quitado.
Por supuesto, detrás de este asesinato está la presión de la ultraderecha que exigió más mano dura al gobierno y a Pérez Yoma. Están los inversionistas de las transnacionales, que demandan a la Concertación “limpieza étnica” para seguir apoyando la continuidad de este régimen. Hubiéramos querido que un gobierno que se inició con el apoyo de muchos de nosotros, hubiera tenido la misma actitud de responder a nuestras demandas, con la misma prontitud con que lo hizo ahora, matando mapuche para congraciarse con los usurpadores y volverse cómplices, unidos todos ellos contra el pueblo mapuche.
Los que vivimos en ciudades, hubiéramos querido que el gobierno chileno destinase sus fuerzas para proteger a los habitantes de este país, frente a la delincuencia que se ha tomado las calles, donde corren la droga y el asesinato mientras la policía hace la vista gorda: la represión está concentrada en aplastar el inevitable levantamiento de nuestro pueblo. Asimismo, hemos sido testigos de las amenazas terroristas lanzadas efectivamente por el Comando Trizzano contra nuestro pueblo, que el Gobierno ha dejado impunes, mientras nuestros longko Pichun y Norin fueron encarcelados por supuestas amenazas que nunca existieron.
Quisimos nueva relación, nuevo trato, re-conocer, pero ya no fue. El carabinero de Santiago (que será ascendido cuando olvidemos esta nueva muerte) terminó de sellar de un balazo la suerte de un régimen que ya no va a poder seguir teniendo apoyo de ningún mapuche.
Pérez Yoma pasará a la historia como asesino, al igual que su padre Pérez Zujovic. Jaime Mendoza Collío será recordado como hijo luchador de la Madre Tierra, como Leftraru, Galvarino, Lemún, Wentekura y Katrilew.
Rechazamos también, la manipulación vergonzosa de parte de miembros de la Concertación que se lavan las manos frente a este vil asesinato, cuando por su accionar a lo largo de muchos años, han sido cómplices de las políticas represivas de su propia coalición gobernante, sin haber planteado honesta y decididamente el rechazo a la violencia terrorista estatal, incluso han servido al propio Estado al que hoy critican con fines electorales. Si quieren ser consecuentes, que renuncien públicamente a formar parte de una coalición asesina.
Exijamos la renuncia a Pérez Yoma, al comisionado Egaña, que ha sido incapaz de establecer puentes de nueva relación entre los que tienen en poder y los que exigimos mínimos derechos, a la Intendenta y Prefectos, a todos los que manchado sus nombres con la sangre del hijo de un pueblo que por siglos no ha sido escuchado. Nuestras conciencias no se mancharán con la sangre de un hermano: no nos hagamos cómplices de su continuidad en el poder.
JOSE LLANCAPAN CALFUCURA. CONSEJERO INDÍGENA URBANO.
COMISIÓN POLÍTICA INDÍGENA URBANA
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