Aunque ya lo intentó en 2012, es el primer indígena chileno en ser postulado
El poeta
es uno de los 14 candidatos, que incluyen a otros destacados autores, como
Claudio Bertoni, José Ángel Cuevas, Pedro Lastra y Carmen Berenguer, cada uno
con su séquito de patrocinadores. Él es respaldado por la Universidad de La
Frontera de Temuco y cuenta con más de doscientos adherentes, entre ellos tres
Premios Nacionales, tres rectores y un amplio espectro de personas del mundo
académico y cultural.
Un escritor mapuche, Elicura Chihuailaf (Quechurehue, 1952), ha sido
nominado al Premio Nacional de Literatura. Aunque ya lo intentó en
2012, cuando ganó Óscar Hahn, es el primer indígena chileno en ser
postulado. Es uno de los 14 candidatos, que incluyen a otros destacados
autores como Claudio Bertoni, José Ángel Cuevas, Pedro Lastra y Carmen Berenguer,
cada uno con sus patrocinadores.
Este poeta es respaldado por la Universidad de La Frontera de Temuco y
cuenta con más de doscientos adherentes, entre ellos tres Premios Nacionales,
tres rectores y un amplio espectro de personas del mundo académico y cultural.
“En este momento ciego de nuestro país, donde la incancelada violencia
ejercida sobre La Araucanía no ha hecho sino crecer, otorgarle el Premio
Nacional a Chihuailaf significa no solo el reconocimiento a un gran poeta, sino
a un pueblo”, señala la carta que el poeta Raúl Zurita, Premio Nacional de
2000, envió a la ministra Adriana Delpiano.
Destacada trayectoria
Chihuailaf posee una dilatada trayectoria.
Tras cursar la educación básica en el Liceo Atenea, de Cunco
(que hoy tiene una biblioteca que lleva su nombre) y la secundaria en el Liceo
Pablo Neruda de Temuco, se tituló como obstetra en la Universidad de Concepción,
aunque nunca ejerció.
Sus obras llenas de simpleza y profundidad –ha escrito 17 libros,
entre El invierno y su imagen (1977) y La vida es una nube azul (memorias,
2016)– han recibido diversos galardones, como el Premio del Consejo
Nacional del Libro y la Lectura (1994), el Premio Municipal de Literatura
de Santiago (1997) y el Premio Nacional de Poesía Jorge Teillier (2014).
Asimismo, ha sido traducido a varios idiomas, como el alemán, croata,
francés, holandés, húngaro, inglés, italiano y sueco. Junto al grupo
Illapu, musicalizó "Bío-Bío, sueño azul", uno de sus poemas más
importantes, mientras el compositor chileno Eduardo Cáceres ha puesto
música a varios de sus versos.
Sus patrocinadores además destacan que sus poemas están incluidos
en 50 antologías en todo el mundo, que hay 6 exposiciones
plásticas y 5 obras de teatro y danza inspiradas en su obra, así
como 12 documentales, cortometrajes o especiales televisivos sobre
su trabajo. Esto, junto a más de 100 visitas a colegios
y 25 universidades en Chile, y 16 visitas a Universidades en
tres continentes.
Entre los que lo respaldan en su candidatura están los Premios
Nacionales Iván Núñez (Educación), Sonia Montecino (Ciencias Sociales
y Humanidades) y Jorge Pinto (Historia). También los rectores Sergio Bravo
(Universidad de la Frontera), Aliro Bórquez (Universidad Católica de
Temuco) y Álvaro Rojas (Universidad de Talca), y alcaldes como Carolina
Tohá (Santiago) y Josefa Errázuriz (Providencia).
Para muchos, otorgarle el premio sería también reparar la injusticia
cometida con otros autores, como Enrique Lihn, Jorge Teillier o Vicente
Huidobro, que nunca lo obtuvieron.
Poesía de diálogo
La académica Paula Miranda, de la Universidad Católica, es una de sus
más fervientes adherentes. "Tengo fe en que sí pueda ser la primera vez
que Chile le entregue el Premio Nacional de Literatura a un poeta mapuche, eso
sí sería un hecho histórico", comenta. "Esto no quiere decir que se
lo tengan que otorgar por el hecho de ser mapuche, sino porque, entre todos los
posibles premiados, todos muy meritorios por cierto, es Elicura Chihuailaf el
que ha hecho un aporte más significativo y trascendente, desde su condición de
mapuche, a la cultura, la educación y las artes literarias en Chile".
La académica, que se desempeña en la UC en el ámbito de la poesía
chilena desde 2005, destaca que el autor "representa la posibilidad de
diálogo y de conversación entre los chilenos y el pueblo mapuche", en un
momento de alta conflictividad.
"En un contexto de desencuentro político, ante la pérdida de la
valoración de la vida humana como bien superior, en momentos, en los actores
políticos, las palabras de Elicura que nos dice que es una lucha por ternura,
nos recuerdan que no es positivo perder la palabra, a pesar de que el hombre
blanco nos ha tratado, a partir del genocidio de la ocupación, de una manera
violenta", coincide el historiador Fernando Pairicán.
"En este actual contexto, Elicura es un reconocimiento de avanzar
en una tregua, de retomar la palabra, la sabiduría de los antiguos y dar pasos
sustanciales en nuestros derechos colectivos que como pueblo portamos",
remata.
Para el editor Paulo Slachevsky, su nominación releva la
importancia que ha tomado la creación poética de las y los poetas
mapuches en estos últimos años, "y que esa creación no puede seguir siendo
silenciada. Es fundamental que la literatura de este largo territorio también
dé cuenta de los diversos pueblos que lo componen", afirma convencido.
Su obra
"La poesía no sirve para nada/ me dicen/ Y en el bosque los árboles/
se acarician con sus raíces azules/ y agitan sus ramas el aire / saludando con
pájaros/ la Cruz del Sur", reza el poeta en "La llave que nadie ha
perdido", uno de los poemas que integra De sueños azules y
contrasueños, una de sus obras más importantes.
En su mundo, la tradición oral mapuche es fundamental (él habla de
"orilatura"). Según el portal Memoria Chilena, "la mayor
influencia sobre su producción literaria la ejercieron sus abuelos, padres,
tíos y tías, quienes cantaban a orillas del fogón como preparativo ritual, pues
su abuelo era lonko de la comunidad". Personas como "mis abuelos, mis
padres, mis tías Jacinta y María, mis tíos Antonio y Andrés", detalla.
Entre sus referentes propiamente literarios se cuentan autores chilenos
como José Santos González Vera, Manuel Rojas y Nicomedes Guzmán, pero
también libros tan diversos como Corazón (Edmundo De Amicis), Emilio
y los detectives (Erich Kästner), El principito (Antoine de
Saint-Exupéry). Entre los extranjeros cuenta a Italo Calvino, H.G. Wells, Honoré
de Balzac, John Steinbeck, José María Arguedas, José Eustaquio Rivera, Gabriel
García Márquez y Julio Cortázar.
Él mismo dice que su poesía se centra en su infancia,
"plena de ternura y naturaleza: insectos, pájaros, nubes, lluvia,
llovizna, neblina, nieve, esteros, bosques, flores, hierbas medicinales,
piedras, hongos, animalitos, fogón, familia".
También menciona "la casa Azul en Kechurewe, el río Allipén, el
lago Colico, el volcán Llaima, el cerro Rukapillán, la cordillera de Werere; la
Luna, el Sol y las estrellas. Y todos los gen, espíritus dueños de todo y
de todos". Además de, por cierto, el nvtram, el "arte de
conversar", que –en sus palabras– consiste sobre todo en "aprender a
escuchar".
Chihuailaf es dueño de "una poética que no solo da cuenta de una
voz personal, sino que expresa también la particular visión de mundo de un
pueblo, de sus sellos identitarios", comenta Slachevsky. "Su obra en
prosa Recado confidencial a los chilenos marca en tal sentido un
punto de inflexión en el discurso escrito mapuche", afirma.
Miranda estima que sus libros son "mensajes que él y la
historia mapuche le están entregando a Chile y al mundo, mensajes que todavía
no asumidos cabalmente como sociedad chilena". Y cree que poemas
como “Sueño azul” no son solo textos literarios sino también "un
puente para superar el abismo 'sin música ni luz' que separa a nuestros
pueblos, el chileno y el mapuche. Por eso él es un poeta, como tantos otros
grandes poetas chilenos, que porta una misión que va más allá de su obra misma:
recomponer la conversación entre los pueblos".
Un inmenso privilegio
El propio poeta admite que tiene "el enorme privilegio de ser la
primera persona nativa que le toca vivenciar esta circunstancia (de la
nominación al Premio Nacional), no solo en Chile sino en nuestro continente, me
dicen".
"Me parece que es de importancia fundamental, pues con ello se
reconoce la validez, la profundidad, de nuestra oralitura. Se trata –ni más ni
menos– de la palabra poética, no solo en el sentido de verso sino de expresión
de lo mejor del pensamiento –ternura y belleza– en toda cultura humana; de la
cultura mapuche en este caso. Me parece que con esto la literatura chilena
asume que la oralitura mapuche ha ensanchado su caudal y reconoce y suma, sin
restarnos autonomía, nuestra vertiente prístina en su diversidad",
sostiene el autor.
Para él, la recepción del Premio Nacional aceleraría "el andar
de la sociedad chilena en su camino hacia el reconocimiento de su hermosa
morenidad, su identidad; y con ello –me parece– abrirá una ventana, o una
puerta quizás, hacia el diálogo imprescindible y urgente entre nuestros
pueblos", en medio de un conflicto sobre el cual realiza un crudo
diagnóstico.
Crudo diagnóstico
"El conflicto lo generó el Estado chileno y es sostenido por la
chilenidad superficial y enajenada que lo originó, una mínima minoría
chilena hasta ahora enquistada –con todas sus empresas– en el poder",
expresa.
"Me parece necesario decir que es evidente que desde el punto de
vista histórico, económico, social, en este país coexisten dos chilenidades: la
chilenidad profunda y huérfana, sin padres ni madres de la 'patria' –y,
además, sumida en un gran saco que es el 'roto chileno'–, que es y debiera ser
nuestra aliada en la lucha contra el saqueo del agua, los bosques, los
minerales, en este ancho y largo territorio; y la chilenidad superficial y
enajenada, saqueadora, solo con padres de la patria, que levantó la muralla que
hasta ahora –transnacionalizada– nos sigue separando".
Hace ya más de una década, convocado a dictar una clase inaugural en la
Universidad de Los Lagos, en su sede en Coyhaique, Chihuailaf propuso que Chile
debiera caminar hacia un "País de Regiones Autónomas", "pues la
actual 'regionalización', centralizada en Santiago, solo sirve a esas
pocas familias, cada vez más acaudaladas y más feroces, dueñas del poder".
"Ello además contribuiría a que los pueblos nativos tengamos
nuestra propia autonomía y luego podamos caminar hacia nuestra antigua
realidad: la autodeterminación. En esto es imprescindible cambiar la
Constitución", concluye.
Noticias Relacionadas
La ceremonia
será el 04 de agosto en el Campus Isla Teja, Valdivia
Fueron
realizadas en 1958
El premio se
entregará el 14 de marzo en la Casa Museo Pablo Neruda
Libro “La
poesía de Violeta Parra” explora las pulsiones vitales de la artista
No hay comentarios:
Publicar un comentario